sábado, 27 de octubre de 2007

POLITICOS Y RELOJES. Ensayete por Mónica Russomanno

POLÍTICOS Y RELOJES El colectivo recorre las mismas calles de siempre, los perros, la gente dormida, las casas son las mismas de siempre. Pero desde las mismas casas, desde los tapiales abandonados, desde los edificios; desde los postes y flotando por sobre el tránsito en pasacalles; desde arriba y a la altura de los ojos, grandes ojos enormes, monumentales ojos me miran. Me miran esos ojos desde sus carteles de reclamo, como los falsos patos flotando en las lagunas de la trampa. Me miran esos ojos desde carteles afirmativos, y no les creo. En la esquina de siempre el termómetro y reloj digital no funciona, está mudo. Y hace bien, hace bien en no decir nada porque no le creo. Recuerdo la mañana en que pregonaba en números rojos confiables eficientes números rojos, rotundos números, que eran ya las treinta y nueve punto dieciocho horas. Así sin más, sin timidez y sin miedo a equivocarse, sin posterior fe de erratas. Sin necesarias explicaciones o disculpas. Ese reloj, como los termómetros y los políticos, no tiene memoria. Todavía el colectivo está detenido en la esquina. Un negocio, lo tengo a la izquierda, se llama "Amnesia". ¿Demasiado? Si, demasiado, pero es cierto. Mientras el semáforo nos retiene entre la amnesia de los políticos y las falsas horas, un hombre joven en silla de ruedas extiende la mano abierta a través de las ventanillas de los automóviles. Y por Dios que no le creo, tampoco a él. Hace años que veo al hombre y pienso que las piernas no se ven atrofiadas. Me avergüenza pensar que este hombre se halle quizás en abandono y desesperación, y yo no le crea. Pero no le creo. Con vergüenza no le creo. No les creo. Ya no le creo nada a nadie. Los miro en sus enormes carteles a los ojos de papel y les pido cuentas. Ellos, los relojes inexactos, los políticos de papel repegado capa sobre capa, ellos hacen que no le creamos a nuestro hermano en su silla de ruedas, que sigue extendiendo la mano a través de las ventanillas. Y que queda tan pequeño cuando el colectivo sigue su marcha, y lo deja atrás. Mónica Russomanno_________________________________________________________________Sé uno de los primeros a testar el Windows Live Messenger beta. http://imagine-msn.com/minisites/messenger/default.aspx?locale=es-arPOLÍTICOS Y RELOJES
El colectivo recorre las mismas calles de siempre, los perros, la gente dormida, las casas son las mismas de siempre. Pero desde las mismas casas, desde los tapiales abandonados, desde los edificios; desde los postes y flotando por sobre el tránsito en pasacalles; desde arriba y a la altura de los ojos, grandes ojos enormes, monumentales ojos me miran. Me miran esos ojos desde sus carteles de reclamo, como los falsos patos flotando en las lagunas de la trampa. Me miran esos ojos desde carteles afirmativos, y no les creo. En la esquina de siempre el termómetro y reloj digital no funciona, está mudo. Y hace bien, hace bien en no decir nada porque no le creo. Recuerdo la mañana en que pregonaba en números rojos confiables eficientes números rojos, rotundos números, que eran ya las treinta y nueve punto dieciocho horas. Así sin más, sin timidez y sin miedo a equivocarse, sin posterior fe de erratas. Sin necesarias explicaciones o disculpas. Ese reloj, como los termómetros y los políticos, no tiene memoria. Todavía el colectivo está detenido en la esquina. Un negocio, lo tengo a la izquierda, se llama "Amnesia". ¿Demasiado? Si, demasiado, pero es cierto. Mientras el semáforo nos retiene entre la amnesia de los políticos y las falsas horas, un hombre joven en silla de ruedas extiende la mano abierta a través de las ventanillas de los automóviles. Y por Dios que no le creo, tampoco a él. Hace años que veo al hombre y pienso que las piernas no se ven atrofiadas. Me avergüenza pensar que este hombre se halle quizás en abandono y desesperación, y yo no le crea. Pero no le creo. Con vergüenza no le creo. No les creo. Ya no le creo nada a nadie. Los miro en sus enormes carteles a los ojos de papel y les pido cuentas. Ellos, los relojes inexactos, los políticos de papel repegado capa sobre capa, ellos hacen que no le creamos a nuestro hermano en su silla de ruedas, que sigue extendiendo la mano a través de las ventanillas. Y que queda tan pequeño cuando el colectivo sigue su marcha, y lo deja atrás.
Mónica Russomanno _____________________________Sé uno de los primeros a testar el Windows Live Messenger beta. http://imagine-msn.com/minisites/messenger/default.aspx?locale=es-ar

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