lunes, 22 de octubre de 2007

¡¡¡ALFONSIN, ALFONSIN, ALFONSIN!!!


Anoche, domingo, en el día de la Madre, el enorme salón de la Casa Radical de Paraná reventaba literalmente de jóvenes y viejos, que esperaban la llegada de quien simbolizará para los tiempos la recuperación de la Democracia, la restauración de la República.


Fue un acto emocionante, cuyos conceptos se han publicado en los medios, que no alcanzan, por la urgencia, a describir la magia que el Presidente que encerró, a través de la Justicia, a los genocidas, irradia, a pesar de los años y los desencuentros, en una enorme cantidad de ciudadanos.


Fue el único orador. Era su palabra, la palabra esperada.

Y durante una hora larga, Alfonsín habló y habló muy claro.


Habló y habló muy fuerte y muy duro sobre los traidores que se marchan, tras conchabos, como lo han hecho repetidamente desde los hondones de la historia.


Fue muy duro con la esposa-candidata-senadora y denunció una vez mas la obviedad del connubio oficiliasta que ha "decidido" que la radical relapsa Elisa Carrió será segunda. Salta a la vista que es la niña mimada de los mismos sitios donde, un poquito mas, por cierto, miman a la iracunda (así la deifinió) senadara entre santacruceña y bonaerense.


A cada instante la multitud se ponía de pie y arrancaba con ese grito que lleva décadas "Al-fon-sin"...


Lo gritaban todos, chicos y abogados, obreros y estudiantes, ancianos y señoras con los bebés en brazos, todos candidatos a ser besados por el Presidente honrado y limpio. Para eso los habían traído las madres, que eran muchas.


Y nadie salió sin su bagaje grande de alegría y de entusiasmo. Nadie podia, hacerlo, cuando este hombre, desde sus ochenta años, con una impresionante lucidez, describió la estafa gigantesca que se está montando, en definitiva, contra los ciudadanos argentinos, a los que se les quiere hacer creer que el costo de la vida baja, que la seguridad impera, que la democracia funciona... y que la elección es un trámite.


El Radicalismo paranaense se anotó una baza y bebió un tónico de ejemplo y fortaleza que brindó un ciudadano que podría estar dando conferencias en La Sorbona o Salamanca y prefiere seguir, como en sus años juveniles, sembrando la semilla de la causa de Alem, de Yrigoyen, de Lebensohn.


Habló de los candidatos radicales, de los candidatos que la UCR lleva a todos los cargos y muy especialmente de los principales. E hizo la explicación, detallada y sencilla, la razón y la causa. Y apuntó, con énfasis, que detrás de ellos está un Partido, la UCR, que es el único que puede poner en jaque a un gobierno que, desaprovechando el viento a favor, se dedica a acumular sucio poder, para comprar gobernadores e intendentes, a los cuales acusó de traidores a sus ideales.


No vino en una máquina enorme, sino en una avioneta modesta, no se trepó a una larga limusina, sino que se acercó a la ciudad en el auto de un correligionario.


Es un hombre normal, sencillo y afectuoso, amén de inteligente, que no precisa de hoteles de 25 estrellas, sino terminar rápido la jornada, para poder regresar a Buenos Aires, para seguir peregrinando, como lo hizo, en su tiempo, Alem, en el suyo Don Hipólito, mas tarde don Moises, Don Arturo Illía y, ahora, el indetenible, felizmente imparable militante y estadista que se llama Raúl Ricardo Alfonsín, el hombre que le devolvió la gloria a la Argentina y a la Unión Cívica Radical..


Paraná, 22 de octubre de 2007


Enrique Pereira

Afiliado Radical














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